dissabte, 7 de juliol del 2012

La baila o danza de Ibio

Después de recorrer estos valles, montes, cuevas y ver de la Cantabria interior y comprobar la cantidad de cosas que te quedas sin ver, sin sentir. Porque yo no viajo para ver sino para sentir.Y hoy como despistado y con el bono bus con más viajes de los que podré gastar hasta la vuelta cojo el primer autobús que pasa. Es el 11. Me lleva a Valdecillas. De allí vuelvo al Sardinero - mi refugio en Santander -. Y allí me encuentro con Valdecillas de nuevo. Esta vez en forma de una celebración única.
- ¿Celebran las bodas de oro? Pregunto.
- No es una jubilación. Se trata de una institución en el Hospital de Valdecillas.


Me compensa no poder estar mañana domingo en Comillas en ese festival de floclore cántabro.

Gracias a los jubilados y los que los festejaron. Gracias a ellos he tenido la suerte de acercarme a la tradición cántabra en forma de música y danza. La danza o baila de Ibio , danza celta, el bramido guerrero del bígaro anuncia pasados de una raza enteramente guerrera, me abre a esta tradición cultural de roca cantábrica salpicada por la sal y las olas. Perforada kársticamente para dar cueva y habitación a sus pelolíticos habitantes. Sonidos, movimientos, que reflejan la brusquedad de la roca, los cambios sol a galerna, los cambios topográficos de esta tierra que en su interior recuerda un mar de enormes olas fosilizadas en forma de colinas, valles y montañas y más hondos valles.

Me abre también los brazos a una mujer cántabra Matilde de la Torre - la de las Voces cántabras - que me llega después de la danza y con la misma danza.


La mujer cántabra no es guapa. Sus rasgos son duros y recuerdan la fortaleza heredada del trabajo en la tierra de sus madres y de sus abuelas. La mujer cántabra es rural en el más bello sentido. Su palabra encanta. Su voz te seduce de inmediato. Da igual de lo que hable. Estas perdido. Te olvidas de la dureza de sus rasgos. De la fortaleza heredada de sus músculos. Deseas.

El hombre es guapo. Mezcla de rasgos íberos y anglosajones. Cuadrado. De espaldas anchas. Fuertes tanto de carácter como físicamente. Muy nobles.

La mujer burguesa en Santander se identifica facilmente precisamente debido a la ausencia de esa fortaleza física. La mujer de tradición burguesa me parece como más delgada y guapa - rasgos más suaves, movimientos menos bruscos -. Pero indudablemente reacia a la comunicación. Reacia a la palabra. Elegante.

Manera de andar muy característica. Andar enérgico. El hombre sacando pecho. Andar rápìdo. Muy diferente del nuestro mediterráneo más blando, dulce, tranquilo.

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